lunes, 22 de diciembre de 2008

Feliz Hanukkah

En hebreo Hanukka quiere decir "consagración", también llamada fiesta de la luminarias o fiesta de los macabeos, son ocho días para conmemorar el milagro de la purificación del Templo de Jerusalén. y algunos se preguntarán ¿que milagro?¿que templo?¿por qué sigue abusando del alcohol esta blogera? y lo mas importante ¿cuando sigue con la historia?Vayamos por partes...

Había una vez un tío llamado Antíoco IV Epífanes que allá por el 175 a, C decidió helenizar al pueblo de Israel. Helenizar no quiere decir pasar por detergente a los israelitas, sino educarlos en las buenas costumbres griegas de la época, para que tuviesen una mente inquieta y quizás un culo a juego (cada vez que veo los Caballeros de Zodiaco me convenzo más y más de el importante factor gay de la cultura japonesa-helénica). Pero los hebreos, que siempre han sido un pueblo poca dado a cambios y mucho menos a cambios para mejor, se negaban a realizar actos que fuesen contra su religión (siendo esta la religión judía seguro que la lista de actos irrealizables era larga y extensa). Así que se inició una larga y cruel guerra donde los judíos eran pocos y estaban cruelmente oprimidos por los griegos (la de vueltas que da la historia...), pero ellos lucharon y lucharon hasta que al final ganaron la guerra básicamente porque eran unos cansinos y regresaron a Jerusalen. Para encontrar que sus templos estaban destrozados y que no había manera de celebrar los cultos como dios manda (y Yavhe manda una barbaridad). Así que se pusieron manos a la obra reconstruyeron el Templo de Jerusalen y por supuesto quisieron encender la menorá, el famoso candelabro de siete brazos que todos habréis visto alguna vez. Pero mira por donde apenas quedaba aceite para encenderla un par de horas. Pese a todo decidieron celebrar la ceremonia y consagrar de nuevo el templo para festejar la victoria, y como sería de bueno el aceite que el candelabro ardió durante ocho días seguidos.

Desde entonces el 25 de Kislev (Diciembre en el calendario Gregoriano) los judíos celebran este ¿gran? milagro del Templo de Jerusalen durante los ocho días que se mantuvo encendido el candelabro (por eso el candelabro de Hanukkah tiene ocho brazos en lugar de siete). Cada día se enciende una vela, hay comidas especiales y regalos. Son fiestas para celebrar en familia y en fin...lo mismo de siempre.
Hoy empieza el Hanukkah. Os deseo felices fiestas a todos, que siempre encontréis una luz encendida para ayudaros en vuestro momentos oscuros. Vosotros habéis sido en muchos momentos mi mejor luz.

martes, 16 de diciembre de 2008

Little wing



Well shes walking through the clouds
With a circus mind thats running round
Butterflies and zebras
And moonbeams and fairy tales
Thats all she ever thinks about
Riding with the wind.

When Im sad, she comes to me
With a thousand smiles, she gives to me free
Its alright she says its alright
Take anything you want from me, anything
Anything.

Fly on little wing,
Yeah yeah, yeah, little wing

jueves, 4 de diciembre de 2008

León, el profesional

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En Enero Habría cumplido 5 años, con él se va una de las etapas mas felices de mi vida, cuando me independicé y me fui a vivir a Barcelona. Fue mi primera mascota, la primera completamente mía y era encantador y sociable, un verdadero sibarita de los vegetales. El rey de la buena vida. Nunca volveré a tener otro cobaya. Te voy a añorar mucho Leoncete, has sido un bichejo genial hasta el último día.

Me cago en...

La desgracia me persigue con una saña que empieza a preocuparme, algún tipo de dios vengativo la tiene tomada conmigo y con mi circunstancia (lo que vengo a ser toda yo ). Imaginaos que sois guías turísticos, habéis conseguido cita para llevar a vuestro grupo a una solicitadísima exposición de arte romano. Es un trabajo bien hecho, una gestión brillante y no os dais palmaditas en la espalda porque no llegáis. Entráis la exposición, os recibe un guía harto lamioso y almibarado que sin retrasos ni distracciones os guía a través de un bosque de mármol del los siglos I y II d C. tu finges escuchar con interés una historia que conoces de memoria aunque gracias a dios a ratos te sorprende algún dato. De cuando en cuando alguno de los jubilados o jubiladas de clase media tirando a altilla que forman tu grupo se cuelgan de tu brazo para preguntarte algo, decirte lo monísima que estas esa mañana (la tercera edad, el único grupo humano capaz de apreciar mi atractivo físico ¿Cómo me tomo eso?)o comentarte que si esto va durar mucho porque ellos tiene que recoger a los nietos.

De repente y a traición tus tripas empiezan a temblar amenazando tu verticalidad. Te cagas en todo lo sagrado que haya existido desde el s.I hasta hoy, menudo momento para un retortijón. Tratas de mantener la compostura, joder que inoportuno, si solo has desayunado un vaso de leche con galletas y un plátano. Entonces caes en la cuenta de que anoche te comiste una fuente de ensalada entera con mucho apio, toda ella llenita de lechuga y cebolleta, con tomatito y queso griego, mas las tortitas de maíz, mas los tres kiwis del postre y los cereales que estuviste picando después…prometes hacer cenas ligeras si tu colón se porta como un órgano responsable. Pero tu colón no habla ni piensa y por ahí debe haber alguien cuya única dedicación en la vida es hacerte vudú por activa y pasiva. Llega ese momento temible en que debes decidir: o te retiras con dignidad y levantas sospechas de escaqueo entre un grupo de jubilados un pelín quisquilloso o te bates en retirada doblada como una alcayata y acompañada por una fanfarria de metano pero libre de suspicacias. Como si de una novela de “elige tu propia aventura” se tratara escoges la primera opción y te largas por patas pensando. “me cago, me cago, me cago….”Preguntas a una azafata por el baño. Con su mejor sonrisa y tres kilos de rímel te informa que el Hospital de los Venerables Sacerdotes NO tiene baños. Mierda, mierda urgente además. Sales al architurístico Barrio de Santa Cruz cagándote en todo lo sagrado y temiendo hacerlo de un modo másliteral de un momento a otro. Recuerdas las noches de rol en vivo, cuando eran las tres de la madrugada y tu disfrazada de Malkavian te meabas locamente.

Por fin llegas a un bar pijo donde el camarero te fusila con los ojos por entrar al baño sin tomar nada. Si hombre, para tomarse una Coca-cola está la cosa. Sin tocar demasiado nada de nada y preguntándote por qué cojones los dioses te hicieron escrupulosa en lugar de millonaria, dando gracias por llevar dos paquetes de pañuelos encima te libras de la pesadilla. Suspiro de alivio, felicidad. Vuelves a la exposición donde el guía se ha detenido ante la estatua de Trajano y está soltando un rollazo épico sin despeinarse. Un señor se te acerca confidencialmente “¿Te ha pasado algo?Hija has salido como si hubiese visto al coco” Sonríes despreocupada “Nada, una llamada del distrito”. Tampoco es del todo falso, puesto a cagar sin libros, lo mejor es dedicárselo a los jefes.

martes, 2 de diciembre de 2008

Decálogo de la tontería




1º NO SON SOLO MUÑECOS: No lo son, son especiales hay “algo más” que los hace distintos a cualquier otra cosa que colecciones, ya sean sellos exclusivos o rolls royces. El poseedor de una bjdoll debe asumir que no solo ha comprado un objeto (si señor un puto objeto inanimado que nunca te dará más cariño que las personas, eso seres con los que somos incapaces de relacionarnos de forma bienintencionada), sino que ha adquirido la responsabilidad ante el resto de poseedores de demostrar que está al altura de pertenecer a este, nuestro exclusivo club de chuminosos.

2º NO MANCILLARAS TU BJDOLL: La frase “es mi muñeca y hago con ella lo que mejor me parece” solo demuestra que eres una persona engreída e irresponsable que no solo no sabe cuidar lo que tiene, sino que no lo aprecia como el objeto sagrado que es. Cualquier maquillaje que no haya sido realizado con pasteles o acrílicos de alta gama y pinceles de pelo de marta es aberrante. Los lápices acuarelables se usaran con moderación o no se usarán en absoluto, son para maquilladores mediocres y por lo tanto harán maquillajes mediocres. Hemos dicho.

3º TU DOLLFIE DEBE SER MEJOR QUE TU: Una dollfie es un vehículo para transcender a una dimensión mejor. Tú puedes ir despeinada, tu ropa puede ser del chino más cercano y si no quieres no tienes porque lavarte los dientes jamás, PERO TU DOLLFIE NO. Tu muñeco debe llevar una peluca impecable (cuanto más cara o más prestigiosa sea la tienda mejor), su ropa ha de estar inmaculada y exenta de bolitas, no habrá pelos de animales (si vives en un establo te jodes)ni hilos sueltos, el maquillaje debe brillar en su inmaculada perfección . Racanea en ti si quieres, pero jamás escatimes un céntimo en tus bjdolls, si hay que comer sopa de sobre un mes entero o robarle a tu abuela para que estén perfectos lo haces, cada sacrificio que hagas por ellos te elevará más hacia la cumbre de la exclusividad.

4º LA HOMOGENEIDAD ES BELLEZA: Métete la originalidad por el culo, quien te haya dicho que eso es bueno te miente. Los maquillajes deben ser sosos, imita a las casas a las que idolatramos (Volks, Luts, si acaso DOD y se acabó) si, ya sabemos que Evenstar hace maquillajes de fantasía a veces, pero tú no eres Evenstar ni nunca lo serás (ni siquiera aunque tus maquillajes fueran igual de buenos)Hay un canon estándar del buen gusto en el club bjdoll, todos debemos seguirlo. Somos una panda de inseguros, si destacas por algo no convencional nos dejas en mal lugar a los demás.

5º SI NO TIENES TALENTO NO ERES NADIE. ¿No haces fotos al nivel de Robert Capa?¿No coses como Channel? ¿No has estudiado maquillaje con la gente de Maybelline? Si eres de esas personas que tiene que pedirle a alguien que te haga la ropa o te maquille a la muñeca, es que no sabes explotar tu creatividad. Nos importa un carajo que seas montador de video, diseñador 3D o poeta. La creatividad se refleja SOLO a través de la dollfie y si no te esfuerzas en hacer nada con ella no sabemos para que la tienes. ¿Te diviertes en las quedadas?¿Has conocido a gente?¿Roleas con ellas? No hay pruebas concluyentes de que la interacción con otros seres vivos (ya que somos incapaces de realizar tal proeza) sea creativa o fomente la creatividad. Sea como sea, no estamos aquí para hacer amigos.

6º CUANTO MAS CARO MEJOR: Da igual que te gusten los moldes de Resinsoul o que te apetezca tener un molde Angel of Dream. DOLLZONE ES UNA BLASFEMIA. Es inconcebible que un molde de menos de 200 euros sea bueno, no nos importa saber que los precios están super inflados y que el prestigio de marca eleva el coste de una manera escandalosa. Una dollfie es un objeto exclusivo, hay que pagarlo a precios exclusivos. Y si tienes un molde barato no es porque el molde te guste, imposible. Es porque no puedes permitirte nada mejor. Si no te has pasado 2 años sin comerte una puta gominola, sin ir al cine o sin comprarte un libro no puedes apreciar tu dollfie, porque no has sudado sangre para tenerla. Eres débil y por lo tanto mereces nuestro desprecio.

7º NUNCA DIGAS LO QUE PIENSAS CON TU NICK. Si una cosa no te gusta, no la digas, es mucho mejor soltarlo luego por ahí de forma anónima. Evitas represalias. Imagínate que escándalo que Manolita dejará de hablarte, o sus amigas. Alguien podría mandarte una carta bomba en el próximo amigo invisible o peor aun ir diciendo por ahí que eres mala persona. Eso podría repercutir en nuestra ciber vida social, la única que tenemos.

8º NO ESTAS AQUÍ PARA HACER AMIGOS sino para presumir de muñeca. Recuerda que debes respetar y agachar la cabeza ante aquellos que lleven más años en el hobby que tu, porque aunque jamás hayan organizado un pedido conjunto, montado una tienda o jamás hayan tensado un muñeco. Saben más que tu, quizás alguna de ellas trajo el primer molde de pepito´s house a España. Se altanero y despectivo, pero endúlzalo con bromas y falso paternalismos. Así serás más guay.

9º MENOS YO TODOS SON UNOS HIPÓCRITAS si un usuario de foro que no esté en este nuestro club exclusivo, recibe mucho post en sus galerías es porque está rodeado de lameculos que no tienen ni la más remota idea de donde está el talento. Es imposible que tal vez sea alguien sociable y le guste hacer amigos, porque no estamos aquí para hacer relaciones sociales, estamos para presumir, para competir y para sacarnos los ojos unos a otros por cualquier pollada. No se postea una galería porque el autor sea tu amigo, tú no puedes tener amigos. Es peloteo y debes despreciarlo, sobre todo si tiene más post que tus galerías de inmaculados y perfectos muñecos. Asquerosos pelotas…

10º ESTO ES ASÍ PORQUE LO DIGO YO. Y a tomar por culo, ¿quien te ha dicho que esto es un hobby y que puedes disfrutarlo como te de la gana? Nosotros el club de los exquisitos somos poseedores de la verdad absoluta estamos aquí para vigilar que sigas el canon. O mejor no lo sigas, así podremos despellejarte y matar el rato.

jueves, 20 de noviembre de 2008

La gamberrada del dia

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Aranluc, cocinera, costurera y ahora también dibujante del infienno nos deleita con esta versión libre mezcla entre StarWars y la Corte de los Espejos o como dejar a Darth Vader a la altura del barro.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Gilipollas

Algunos ya sabréis que hace unos cuantos días mi gafas pasaron a mejor vida. El ciclo vital de unas gafas está sujeto al azar. Desde el primer día que las sacas de su funda, hasta que llega el fatídico momento en el que piensas "me parece que tengo que volver a graduarme la vista...."(momento en el que tu cartera comienza a gemir) pasan meses, años fielmente pegadas a tu cara, acompañándote en todo momento. En ese tiempo apenas te separas de ellas, llegas incluso a meterlas en la ducha en un cariñoso descuido. Son tus fieles compañeras, escuderas de mil batallas, testigos clarificadores de tu vida y tus momentos íntimos (bueno no, todos los momentos íntimos no, que yo follo en braille). Hasta que un día cualquiera, te abandonan. Puede ser que, llegado el momento, notes que ya no se adaptan a ti como antes y eso te haga saber que es hora de cambiar o tal vez un día te sientas en un banco del parque, te las quitas un segundo para los dioses sabe qué y no te las vuelves a poner. Esta ultima posibilidad suele ser la demostración práctica de que todas aquellas personas que te han llamado "gilipollas" alguna vez, no estaban tan desencaminadas como pensabas.
El caso es que debo reconocer que soy gilipollas y que mis gafas ya no están conmigo. Mi cuenta corriente empieza a temblar, mis proyecto resineros se desmoronan, Hermonge se resigna con la novia que tiene... todo eso. Después de asumir lo obvio y tras un breve luto me encamino a mi óptica de toda vida preparada para hacerlos un poco más ricos. Entras en el establecimiento donde una vez a los once años me colocaron mi primer (y muy inútil) par de gafas. Tu óptico de confianza te sienta en una silla confortable y despliega un montón de monturas ante ti. Si he perdido las gafas ¿como cojones pretendes que la escoja?¿al tacto?Suspiro, resignación,suspiro. Una montura barata, que aguante el titanico peso de los cristales. Entonces el amable dependiente, que me conoce desde hace años y años me planta encima de la nariz una montura metálica de un alegre color verde y me suelta "Estas van mucho contigo, que eres muy informal". ¿Informal?¿Informal?¿he dejado de pagarte alguna vez la vestimenta imprescindible de mi escasa visión?¿Acaso no lo trato siempre de usted y pregunto por su familia cada vez que lo veo?¿QUE CARAJO QUIERES DECIR CON INFORMAL? Pero no lo pregunto, ni estampo su cara en el mostrador...respiración acelerada, mirada asesina (supongo que era una mirada asesina, sin gafas no estoy segura de haber logrado el efecto)Pero el fiel administrador de dioptrías no se da cuanta del nefasto efecto que ha tenido sobre mi su comentario y pasa a decir que me da un aspecto muy desenfadado, porque yo soy una persona desenfadada. Me muerdo la lengua hasta hacerme sangre, ¿desenfadada? Eso es que nunca has oído lo que sale por mi boca después de escuchar la COPE cinco minutos. O cuando meto mi tarjeta en el cajero a fin de mes. O CADA VEZ QUE VOY A LA PUTA ÓPTICA. Pero matar a quien acaba de decirte que te regala la montura con su mejor sonrisa es de ser desagradecida. Vamos, vamos mujer...el hombre no tiene mala intención, no quiere ofenderte. Estas enfadada contigo misma. Es muy duro que unas gafas pasen a mejor vida, pero debo afrontarlo y pagar las consecuencias. Sobre todo eso, pagar.
Soy gilipollas

lunes, 3 de noviembre de 2008

No hagaís esto en casa

Tengo que confesaros una cosa: me plancho el flequillo, y no solo eso, sino que hasta que no se me queda como si fuera uno de los hermanos Ramone no me quedo tranquila. Uno puede pensar que plancharse el flequillo no entraña riesgo, sin embargo las fashion victims sabemos que es una operación altamente peligrosa que solo puede realizarse cuando controlas todos los factores de riesgo. Lo que no se puede hacer es decidir que vas a convertirte en la prima cutre de Amaral después de un viaje de cinco horas en coche que te ha dejado semicomatosa y te ha obligado a dormirte una siesta de la que aun no has acabado de despertarte, pese a que te has duchado, tendido una lavadora y bailado en honor de Cthulhu. No, si no estás en plena posesión de tus facultades mentales no puedes alisarte el pelo, porque entonces puede pasar que cuando aprietes las ardientes tenacillas de la plancha notes un dolor agudo en tu dedo anular derecho, al tiempo que un sospechoso olor a carne quemada invade el ambiente. Son momentos de esos que parecen en transcurrir a cámara lenta y mientras tu cerebro piensa “soy gilipollas”, tu boca solo suelta patéticos gemiditos al tiempo que sopla inútilmente sobre la zona afectada.
El resultado es que mi dedo anular, mi dedo justiciero, aquel con el que señalo implacable las injusticias del mundo tiene un color sospechoso. Mi dedito escritor lesionado ¿Será excusa bastante para darme de baja?. Está claro que la vanidad es un pecado y yo he tenido una mini ración de infierno…

domingo, 26 de octubre de 2008

Peludas y felinas

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Al mirarlas uno podría cometer el comprensible error de pensar que nunca han roto un plato. Están tan tranquilas que lo último que se te ocurre pensar es que diez minutos antes de tirar esa fotos acababas de hacer la cama, habías estirado el edredón con primor y guardado los pijamas bajo las almohadas. Ordenas el dormitorio y te vas a hacer cualquier otra cosa, con la dicha del deber cumplido, el trabajo bien hecho y chorradas similares. Entonces aparecen ellas y montan una borrasca de andar por casa, arrugan las sabanas, tiran al suelo los pantalones que acabas de dejar doblados sobre la silla, mandan las almohadas a tomar por culo y se duermen sobre los pijamas. Si intentas pillarlas desprevenidas las encontrarás como niñas buenas, mirándote con los ojos muy fijos y las orejas tiesas. Intentando disimular una culpabilidad evidente...
No estaba contenta con una sola gata. Necesitaba dos

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Sabbath ya tiene un añito. Llegó a casa siendo apenas una pelusa con mas huesos que carne, en eso de ganar peso se puso las pilas. Aun hoy no perdona ver su plato vacío, me vigila cuando cocino y llora si en mi bocadillo hay jamón york. Nadie entra en casa sin que ella salga a saludar. Silenciosa, delicada, aristocrática. Sabbath parece no ocupar espacio, puede caminar sobre una carretera de copas de cristal y no rompería ninguna. Siempre acechando desde algún rincón discreto. Más pantera que gata hasta que llega la hora de irse a dormir, entonces se enrolla en mis riñones y vuelve a ser domestica y comodona. Nunca te mendigará una caricia, si quieres tocarla tendrás que ir a buscarla, que para eso es una princesa.

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Parches llegó con prisas a principios de verano, pensábamos adoptar otro gatito después de las vacaciones. Entonces apareció un transportín de plástico en casa y salio ella, raspada de vergüenza y salpicada de pulgas muertas, con sus ojazos verdes siempre muy abiertos y sus bigotes preparados para husmearlo todo. Apareció antes de tiempo pero contra todo pronostico se quedó.Se mueve hasta dormida, te busca cuando estás sentada en el sofá leyendo algo y entonces te planta una pata en la cara y se pone hablar en esa extraña lengua que tienen los gatos. Salta encima tuya cuando menos te lo esperas, se acurruca a tu lado ronroneado como un motor viejo. Le gusta tirarlo todo al suelo, trepar y subirse a los sitios mas insospechados. Si Sabbath es una pantera, ella piensa que es un mono. Por las noches busca cualquier rinconcito cerca de mis pies y allí se queda, un rato al menos.

Tan distintas...tan iguales...que tranquilo sería todo sin ellas. Y que aburrido

jueves, 23 de octubre de 2008

Gente genial



Soy una persona afortunada, vivo rodeada de gente con mucho talento. De vez en cuando tengo la suerte muy de cara y alguno de ellos se deja caer con un detallito. No os imagináis lo feliz que me hacéis con estas cosas, para mi el dibujo es una frustración constante, tengo la cabeza llena de imágenes que nunca verán la luz y aunque intento trazarlas con palabras el resultado suele ser decepcionante. Hace poco conocí unos de esos talentos que te asombran; Leticia parece saber hacer casi de todo y ademas tiene una imaginación desbordante. Al darme este dibujo hizo lo que todos los dibujantes, me advirtió "No está muy bien, tiene fallos. Ya te haré algo mejor". A mi me encanta. Es como si Marsias hijo hubiese crecido y al final tomase el relevo de su padre. Sencillamente genial

martes, 7 de octubre de 2008

La tumba de las luciernagas



Un ratito de paz mental.

Un inciso

Este ¿cuentecillo? se me ocurrió en mis vacaciones barcelonesas, normalmente era la primera en despertarme y como me daba palo molestar empece a escribir esto. Quería mencionar al rey de los goblins de alguna manera y hacerle un homenaje a una de las fuentes que hicieron que comenzara a fascinarme por todo lo que rodeaba a las hadas y de paso me enamoró perdidamente, no solo de David Bowie. Sino de Jareth, el caprichoso señor de los goblin, que reina soberano en su castillo mas allá del laberinto. Hice varias versiones, ninguna acababa de tomar
forma, ninguna me gustaba y de repente este noche sin más se me ha escapado de la cabeza. Creo que es porque quiero daros las gracias, a los que me leéis, a los que me aguantáis, a los que con vuestros pequeños gesto me alegráis la vida todos los días un poco. A Vero por cogerme el teléfono siempre y escucharme, a Marisé por soportar mis impertinencias, a Laura por sacar mi lado tierno, a Isabel por decirme las cosas sin
tapujos, a Alicia porque es mas valiente de lo que ella cree, a Ana y Aranzazu por lo que me río con ellas. A Sonia porque me ha demostrado que no hay edad para ser friki. A Alfonso porque es el cuñado mas cojonudo del mundo y sobre sobre todo a Ismael porque que haría yo sin mi terrible pooka. E incluso a ti, primera lectora, porque nunca olvidaré que fuiste la primera y que sin ti esto no sería lo mismo.

Vosotros hacéis que merezca la pena. Va por ustedes!!!!


Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

( A un olmo seco) A. Machado




Desde el balcón se veía una pequeña fila de antorchas avanzar por los jardines, el sonido de las flautas llegaba hasta la habitación amortiguado por las contraventanas cerradas a cal y canto. Nicasia contempló las luces con la frente apoyada en el cristal hasta que se perdieron entre los árboles y la música dejó de escucharse. No se podía creer que nadie pudiese tener ganas de hacer fiestas, aunque tenía que reconocer que a Marsias le habría parecido una idea genial ella no era capaz de celebrar nada. Los últimos días habían sido una larga sucesión de pesadillas; se encontraba el rostro de Manx, detenido en aquel instante de horrorizada sorpresa cada vez que cerraba los ojos y recordaba algunas de las cosas que se habían dicho en el momento de separarse, frases desafortunadas que aparecían ahora en su memoria del modo más inoportuno para recordarle lo crueles que llegaron a ser las dos solo por el placer de hacerse daño. Hasta entonces había sido capaz de soportarlo porque en alguna parte el sátiro la estaba esperando. Pero esa esperanza se iba desvaneciendo con el paso de las horas, habían atiborrado al patacabra de “Sueño de Doncella” para librarlo del dolor y ahora dormía tan profundamente que apenas parecía respirar, su rostro estaba tranquilo casi aliviado. Sabía de sobra que ahora Marsias no sentía nada y que no oiría ninguna de sus palabras. No creía ni en dioses benévolos ni en luces más allá del túnel, si él moría nunca más volverían a verse y aquella certeza la dejaba huérfana de consuelo. Quizás su despedida de Manx había sido desafortunada pero del sátiro ni siquiera había podido despedirse. Lo que hubiese dicho antes de desvanecerse solo lo sabía Dujal y no tenía valor para preguntarle. La peliblanco se sentó en el borde de la cama con los antebrazos apoyados en las rodillas y las manos colgando sin fuerza. Allí estaba la gran ingeniera, la nocker que salvo a Corte en la Batalla del Asedio, la Defensora de las Murallas, la terrible Dama Recorretunes, la jefa de la corte Oscura, totalmente vencida, incapaz de evitar que el hada más importante de su vida se desvaneciese para siempre. Le rozó el brazo, cuantas veces la habían rodeado, cuantos besos, cuantas caricias se quedarían sin destino…al pensarlo se dio cuenta de que ni siquiera era capaz de llorar, era como si estuviese llena de una arena amarga que la dejaba seca por dentro. Su corazón era una tierra sin esperanza y se iría marchitando poco a poco como los árboles viejos, que mueren de pie sin que nadie se preocupe por ellos. Nicasia se acercó su amigo y lo besó en los labios.

-Me las pagaran-Le susurró con una voz cargada de odio que hablaba más para sí misma que para Marsias-Haré que lamenten mil veces haberte hecho daño. Da igual donde se escondan, da igual como se disfracen porque daré con ellos y entonces desearan no habernos jodido.
Sabía de sobra que la venganza no cambiaría nada, que no haría que el dolor se fuera pero lo haría más soportable. Quizás mancharse las manos de sangre no solucionase nada, quizás fuese un gesto vacío y estúpido, daba igual porque era lo único que podía hacer, su honor no le permitía otra cosa que no fuese morir matando. Se levantó con la certeza de que si salía de la Corte quizás no lograse regresar, durante todos aquellos años siempre había ante puesto sus deberes a todo lo demás, había sacrificado el amor, su tranquilidad y su salud esperando que otros tuviesen una vida mejor que la que ella había conocido. Jamás quiso que se lo agradeciesen y de hecho nunca nadie lo había hecho. Era hora de hacer algo solo para ella. Miró por última vez la vieja cama con dosel donde había sido tan feliz y en la cara se le dibujó una sonrisa triste. Estaba claro que los secretos del amor no habían sido hechos para una mestiza tozuda y orgullosa, la venganza sin embargo era una vieja amiga a la que siempre podía acudir. Echo un vistazo a la habitación, si alguna vez hubo algo bueno en ella se quedaba entre aquellas cuatro paredes, agonizando sobre la piel del patacabra.

Necesitó reunir valor para abrir la puerta y dar el primer paso hacía el pasillo. Le habría resultado mucho más fácil si él no estuviese allí. El pequeño sátiro se había sentado en el suelo al ver que se abría la puerta alzo una carita seria que parecía reprocharle que se rindiese tan rápido. En sus ojos no había la menor sombra de desanimo, se aferraba a la esperanza con esa feroz desesperación que solo tienen los niños. Nicasia lo miró de reojo un par de veces, el crío le daba pena, en un par de ocasiones alguien había intentado llevárselo a la cama y se había negado en un total silencio, sin gritos ni rabietas. Se limitaba sacudir la cabeza y a alejarse de quien fuese fusilándolo con la determinación de su mirada. Estaba cansado y aun así se negaba a marcharse, quería quedarse porque era lo más cerca de su padre que podía estar. Estaba esperando porque pasase lo que pasase él quería estar allí al final. La nocker no era ni mucho menos una experta en infancia, los goblins tratan a los niños como adultos en cuanto pueden hablar, así que nunca se había planteado en qué consistía ser niño y resto de su vida lo había pasado bastante alejada de cualquier cosa que midiese menos de un metro (excluimos de esta lista a pixies, boggans, leprechaunts y otras razas de hadas pequeñas).Sin embargo entendía muy bien a Marsias porque sabía mejor que nadie lo duro que era negar la evidencia y lo solo que te hace sentir. Es una carga demasiada pesada. Resopló, por un lado lo que de verdad le apetecía era marcharse, por otro lado no podía darle la espalda, se lo debía a su padre. De todos modos el mocoso no le quitaba el ojo de encima y empezaba a sentirse incomoda. La nocker se puso frente a su inquisitiva mirada alzando las cejas con un inmenso fastidio.

-¿Sabes que desde que te conozco no has soltado prenda?-Le dijo inclinándose un poco hacía él.

El sátiro bajo la vista sin romper su mutismo.

-No te preocupes, no voy a obligarte a soltar palabra. Cuanto menos hables menos posibilidades tienes que se te escape una chorrada y total, decir cosas solo sirve para arrepentirte luego de haberlas dicho. Estas mejor callado.

Marsias se limpió la nariz y miró asombrado a la peliblanco que aprovechó el momento para apoyarse contra la pared y dejarse resbalar hasta el suelo para sentarse a su lado, luego le costaría muchísimo trabajo volverse a levantar.

-La verdad es que debes pensar que tienes la suerte de culo. Te entiendo. No eres el único. Y quizás pienses que tienes que quedarte aquí solo y pelándote de frío hasta que pase algo porque no puedes hacer otra cosa. Te equivocas, siempre se puede hacer otra cosa.
Nicasia le mostró la palma vacía de su mano derecha, pasándola muy despacio por delante suya. El crío la siguió con la los ojos dispuesto a no perder detalle, entonces la nocker cerró el puño de golpe, al volverla a abrir tenía entre los dedos una esfera de cristal transparente que reflejaba la escasa luz del pasillo. Marsias abrió la boca y dejo escapar una pequeña exclamación de sorpresa.

-Seguro que has oído hablar del rey de los goblins- Le dijo haciendo malabares con la esfera.

-¡El rey de los goblins no existe¡-Contestó fastidiado el satirillo en el tono que usan los niños cuando creen que saben algo- Al instante Marsias se tapó la boca con las dos manos como si las palabras se le hubiesen escapado de una jaula.

-¡Lo sabía! –Exclamó triunfante la ingeniera-Sabía que no eras mudo. Pues que lo sepas, el rey de los goblins existe, pero a su castillo solo se puede llegar en sueños.

Hizo un nuevo malabar pasando la esfera muy cerca del rostro del satirillo con una media sonrisa.

-Es un bastardo retorcido y malvado, pero si eres capaz de llegar hasta él tendrá que concederte un deseo. Es la ley.

-¿Y cómo llegaré hasta él?-pregunto resignándose a su derrota.

Nicasia le dio la esfera.

-Soñando…esta es la llave de su reino. Solo tienes que sostenerla en la mano y soñar.

-¿Cómo lo sabes? Tú no eres un goblin.

-¿Quieres pedirle un deseo al rey de los goblin o quieres preguntar gilipolleces?

-¿Puedo salvarlo?-Marsias contempló su regalo, no parecía muy convencido

-Puedes pedirle que lo salve. Solo tienes que irte a dormir.

-¿Y por qué no vas tú?

-Ya fui una vez, solo concede un deseo por persona.

El niño se quedó pensativo unos segundos.
-¿y si no llego?

La nocker lo miro muy seria.

-Al menos lo habrás intentado y eso es mejor que quedarse aquí sin hacer nada.

El sátiro se puso de pie y estiró todo el cuerpo con un enorme bostezo.

-¿Sabes dónde está tu habitación?

-Nadie me lo ha dicho…

-Cojonudo- Maldijo la nocker encogiéndose de hombres- Panda de locos. Bueno supongo que Costurina te podrá apañar una cama.
Nicasia se levanto haciendo un esfuerzo y le tendió la mano a Marsias.

-Vamos a mi casa. Qué remedio.

El niño se la cogió confiado y los dos salieron a la calle sin cruzar palabra. De repente se quedo parado.

-Si me quedo solo ¿puedo quedarme contigo? No sé volver con mi mamá.

-No te gustaría, además salgo de viaje y quizás tardé en volver.

-¿Puedo esperarte?

Esta vez fue la nocker quien se paró.
-Nunca esperes a nadie, mejor dicho, nunca esperes nada de nadie. Serás más feliz.

En la Carbonería Costurina apenas necesito un momento para prepararle una cama improvisada. El sátiro se dejo arropar y se quedó dormido casi al momento, apretando la esfera contra su pecho. Nicasia lo miró unos minutos, sería muy duro verlo crecer si su padre moría pero volvía a tener un deber, no podía abandonarlo. Eso ya lo habían hecho todos los demás.

-Costurina voy a salir de viaje-Dijo susurró para no despertar a su pequeño huesped-Hazme el favor de buscar mi bolsa.

-¿Ahora?-La tabernera no pudo disimular su inquietud-¿Te parece buena idea?

-Da igual lo que parezca. Es lo que voy a hacer.

-Pero...justo ahora

Una mirada cortante le hizo saber a la boggan que no era buena idea acabar la frase.

-Está bien- Capituló-Buscó tu bolsa.

-Gran idea, casi parece mía.

Costurina titubeó un momento antes de irse a hacer el recado, se mordió el labio indecisa y después se dio la vuelta.

-Nicasia fuiste una buena tutora…solo eso.

-No hace falta que te despidas.

-Solo por si las moscas.

-Nos han jodío las putas moscas- Gruñó.

Entro a su despacho y se puso a sacar de los cajones las cosas que necesitaría para irse de viaje, mientras metía al Cuervo en su desgastada funda sonrío de mala gana. Era la primera vez que a su extraña manera alguien le daba las gracias. Era una despedida hermosa y ahora podía marcharse. No dejaba cabos sueltos.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Una canción para todo momento



Soy Beatle-maniática desde octavo de EGB (eso que había antes, cuando los dinosaurios poblaban la tierra). Cuando los CD eran el no va más de lo moderno mi madre trajo a casa el White album (1968) y fue toda una revelación, aquellos chavales me fascinaron y para mi con ellos se acabaron todos los grupos musicales del momento. Viví los ochenta pero odiaba la movida, me parecía hortera y desfasada, yo solo quería a los fabfour de Liverpool y como si fuese una Mafaldita cualquiera les ponía los discos a mis amigos y mis amigos me mandaban a la mierda. Gracias a ellos empecé a escuchar la música que aun me gusta: The Who, Rolling Stones, Pink floyd, Led Zeppelin, Queen, David Bowie...me convertí en una popi, con mis chapas enormes en la maleta y la carpeta forrada con un dibujo psicodelico horrible de John Lennon que aun conservo debidamente enmarcado pese que sé que hace daño a la vista.
Quince años después los sigo escuchando, me puse triste cuando George Harrison, el hombre tranquilo del grupo y mi Beatle favorito murió tan relativamente joven...tengo posters, vinilos y figuritas que pueblan mi casa. Siempre seran mi grupo favorito, la banda sonora de mi vida. Tienen una canción para cada momento, para cualquier estado de animo. Estos días que las cosas andan revueltas me siento en el sofá con las luces apagadas y pongo una buena selección de canciones para alejarme de las pequeñas mierdecitas cotidianas.
Fuera la gente pude gritar, enfadarse e intentar sacarme de mis casillas con niñatadas como castillos. Dentro todo da igual. En mi cabeza una voz casi amistosa canturrea algo familiar

I look at the world and I notice it's turning
While my guitar gently weeps
With every mistake we must surely be learning
Still my guitar gently weeps

I don't know how you were diverted
you were perverted too
I don't know how you were inverted
no one alerted you

Y las cosas se vuelven fáciles.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Una pausa romantica



Boca que arrastra mi boca.
Boca que me has arrastrado:
boca que vienes de lejos
a iluminarme de rayos.
Alba que das a mis noches
un resplandor rojo y blanco.
Boca poblada de bocas:
pájaro lleno de pájaros.

Miguel Hernandez


Aun no era de noche, pero una luna llena casi transparente se dejaba ver en un trozo de cielo turquesa. La brisa fría anunciaba el invierno y arrastraba las hojas secas de los tiestos. Merecía la pena estar allí pese a que los dos larguísimos tramos de
escaleras que había tenido que bajar a la pata coja la habían dejado hecho un trapo.

Apoyó la espalda contra la pared y se fue dejando caer, usando las manos como freno hasta que estuvo sentada en el suelo, colocó la pierna izquierda de manera que no rozará con nada. Cuando se hubo acomodado se enrolló en la manta y aspiró hondo, tratando de recuperar el aliento.

Era la primera vez que veía algo de la casa que no fuera su habitación, estaba en un patio cuadrado con el suelo cubierto de losas de barro cocido, muchas estaban sueltas, rotas o simplemente faltaban. La pintura color albero de las paredes estaba completamente cuarteada, como una tierra reseca desde hace mucho. Aquí y allá macetones polvorientos soñaban con jazmines nuevos, porque de los que una vez vivieron en ellos solo quedaban unos tallos grises y tiesos. En el centro se veía claramente el hueco de lo que una vez debió ser una fuente. Resultaba desolador ver una casa tan hermosa languidecer de aquella manera. Sin duda su dueño era una persona muy peculiar, Nicasia se hacía miles de preguntas sobre aquel sátiro sonriente y ávido lector. La que más le interesaba era que pensaba hacer con ella, le resultaba muy difícil comprender que lo había llevado a complicarse tanto la vida por una desconocida, aunque todo era mucho más verosímil cuando esa desconocida era la nueva jefa de la Corte Oscura. Quizás tantos desvelos tuvieran detrás alguna intención oculta. De hecho que nadie supiese que estaba allí la inquietaba, quizás fuese un rapto, los dioses sabían que ella aun no estaba en condiciones de escaparse y que tardaría mucho tiempo en ser capaz de hacerlo. Apoyó la cabeza contra la pared. Las estrellas comenzaban aparecer, encendiéndose una a una, todo era demasiado bonito para comerse la cabeza con cuestiones de ese tipo. Al mirarlas y sentir el viento cargado de olores comprendía perfectamente porque los primeros knockers habían abandonado las Ciudades de Piedra. Bajo tierra no había tanta belleza.

La puerta de entrada crujió y se abrió pesadamente, la silueta de Marsias se dibujo en el zaguán. El sátiro encendió una lamparilla y empezó a caminar hacia las escaleras con desgana, avanzaba con los hombros caídos, arrastrando las pezuñas. Al descubrirla dejo ver una sonrisa cansada.

-Vaya ¿Has sido capaz de llegar hasta aquí tu sola? Eso solo puede ser bueno-Le dijo con un tono jovial.

-Quería salir de la habitación, me agobia.

-¿No tienes frió aquí abajo?-Pregunto Marsias frotándose los brazos con un escalofrió.

-Estoy bien-Respondió encogiéndose de hombros.

-En ese caso déjame que vaya a por algo para entrar en calor- Entró en un cuartillo, al salir llevaba una manta sobre los hombros, una botellas de barro cocido y dos vasos. Se sentó junto a ella dejándose caer pesadamente.

-Un día malo bien merece que lo remojen- El sátiro sirvió los dos vaso y le ofreció uno-Celebremos que te has escapado de la cama.

Nicasia aceptó el vaso que le ofrecían y contemplo su contenido desconcertada.

-Es licor de guindas, ya verás cómo te gusta. Además no lo he envenenado ni nada.

La knocker agacho la cabeza molesta.

-No era mi intención ofenderte.

-Hoy te costarán trabajo hacerlo, el listón está bastante alto- Marsias alzó su vaso-Por los días horribles.

Ambos brindaron y vaciaron los vasos con ganas, el líquido hormigueó en su garganta y le lleno los ojos de lágrimas. El sátiro volvió a llenarlos a toda prisa y vació el suyo sin muchas ceremonias.

-Nunca hubiese sospechado que tu casa fuese tan grande.

-Tras la puerta verde del fondo hay un jardín enorme. Ya debe ser una selva.

-No es que lo visites mucho entonces.

-Hace años que no lo hago, si sigues por ese camino conseguirás que la conversación acabe de deprimirme. No es un tema que me agrade.

-¿Por qué has tenido un día horrible?

Marsias volvió a llenarse el vaso, su mirada tenía un tinte triste.

-Pasamos de un tema desafortunado a otro-El sátiro se bebió su tercer vaso-Por que hay gente que cree que pagar te da derecho a demasiadas cosas. Entre otras cosas a olvidar que deben tratarte con algo de respeto.

Nicasia dejó su vaso en el suelo e hizo a su anfitrión una mueca extraña, mientras dibujaba garabatos con el dedo sobre el polvo.

-No entiendo demasiado tu trabajo. ¿Quién querría pagar por ponerse encima a un macho?

El sátiro la miro maravillado.

-Estas de broma…

-¿Por qué? ¿Acaso crees que no sé de lo que hablo?

-Creo que está bastante claro que no…

Unos ojos llenos de rencor lo taladraron cortando en seco la frase.

-¿Qué vas a decir tu? Eres un macho.

-Olvidaba que vienes de la Ciudad de Piedra

La knocker se sobresaltó al escuchar esas palabras

-¿Cómo lo sabes?

-Me lo has dicho tú. Llevo días oyéndote delirar y siempre en lengua goblin

-No soy un goblin-Contestó Nicasia poniéndose a la defensiva.

-No eres del todo un goblin-Corrigió Marsias -Pero algo eres, te delata tu sonrisa, es demasiado afilada. Por eso vivías en la Ciudad de Piedra, eres mestiza.

La peliblanco se apartó un poco de él como pudo, con calma. Quizás era el momento de pensar en la huida.

-Tranquila-dijo el sátiro al ver su reacción-Si hubiese querido entregarte, lo habría hecho cuando estabas mucho mas indefensa.

-Sigo estando bastante indefensa.

-Esa pierna no te detendrá si decides hacerme daño, soy consciente de ello, te he visto defenderte.

-¿Entonces qué planeas hacer conmigo? Nadie pagará un rescate por mí, y si lo hicieran no lo aceptaré, no seré la marioneta de nadie ¿Piensas hacerme chantaje?

Marsias se rasco la cabeza y resopló cansado, había sido un día feo y desagradable, no le apetecía tener que justificarse. Aun así, en su situación las dudas de la knocker no eran del todo injustificadas. Se llevo la mano derecha al pecho con un gesto solemne

-Juro por mi corazón y por la cenizas del espino, juro por el trono del cerezo y por el otro lado del cielo que jamás usaré lo que sé sobre Nicasia para perjudicarla ya sea de manera directa o indirecta. Su secreto será también el mío. Aquí y ahora lo juro para siempre.

Bajo su mano surgió una luz dorada que tomó la forma de un pájaro resplandeciente. El ave dio un par de vueltas sobre sus cabezas, después se posó en el hombro de Nicasia, apagándose lentamente hasta desaparecer por completo. El sátiro se puso serio.

-Si alguna vez falto a ese juramento, moriré. Lo sabes ¿verdad?

La knocker no contestó, era incapaz de hablar. Un temblor incontrolable se había apoderado de su boca, le trababa las palabras, trato de decir algo un par de veces sin llegar a decir nada. Acabo por bajar la cabeza, tapándose la cara con las manos, respirando como si le faltase el aire. luchaba contra las lágrimas a brazo partio. Marsias no salía de su asombro, tardó un momento en comprender lo que pasaba.

-¿Es que nadie ha hecho nunca nada por ti de forma desinteresada?

Un largo sollozo, un ruido casi animal le respondió, Nicasia lloraba como si algo en su interior se hubiese roto de golpe. Había cruzado las manos sobre el pecho, abrazándose a sí misma y se balanceaba al ritmo de un llanto que parecía llevar siglos encerrado en un espacio muy pequeño. Un par de senderos de agua cruzaban las espirales de sus mejillas. Marsias la miraba conmovido, en un principio la había recogido un poco como quien rescata a un gato perdido, sin pensarlo demasiado. Ahora miraba a su huésped de otro modo ¿Cuántos años tendría? Con los knockers era difícil saberlo y había vivido con los goblins, que no tenían fama de cariñosos. Posiblemente llevaba toda su vida abriéndose paso a golpes. Se acercó a ella despacio, la abrazó y no dijo nada hasta que pasó un rato.

-No entiendo nada-Tartamudeo Nicasia sorbiendo con la nariz-¿Por qué haría nadie esto por nada?

Marsias le acaricio la cabeza, su pelo tenía el mismo tacto que un montón de paja. La knocker temblaba.

-Acabaras por entenderlo, con el tiempo. Son cosas que no merece la pena explicarlas-La obligo a mirarle cogiéndole la cara por la barbilla y dos pupilas azules brillaron en un rostro confuso, era la primera vez que la knocker parecía realmente guapa.

Marsias le beso los labios. Definitivamente fue una mala idea, antes de que pudiese explicarse como lo había logrado había saltado de sus brazos con un movimiento de animal asustado. Cuando el peso del cuerpo cayó sobre la pierna herida, gimió y se derrumbo en el suelo agarrándose la pantorrilla, Marsias se apresuró en ayudarla pero lo freno una mirada feroz.

-Si lo quieres como agradecimiento es eso, no lo conseguirás. Antes me arranco la lengua de un mordisco ¿Entiendes? Nunca más- Aunque la voz se le ahogaba de dolor había tal firmeza en ella que el sátiro no dudo de que era perfectamente capaz de hacer lo que decía. Se quedo quieto y hablo con calma.

-Mírame Nicasia ¿Tan feo soy?

La knocker negó con la cabeza demasiado dolorida para contestar de otro modo.

-¿Es que no soy de tu agrado?

Ella volvió negar

-Entonces ¿Qué tiene de malo un beso?

Esta vez no hubo respuesta y el sátiro se acerco tranquilamente. Puso sus manos sobre la herida y recito un par palabras en una lengua extraña, el dolor se mitigó hasta volverse soportable. Nicasia se incorporó aun desconfiada. En su cabeza un torbellino de ideas confusas amenazaban con asfixiarla, deseaba poder esconderse hasta quedarse en calma. En su lugar de eso, ante ella tenía a aquel personaje desconcertante que la estaba desarmando a pasos de gigantes.

-Déjame besarte. Solo una vez. No lo hagas por obligación, hazlo porque quieres.

Aquel argumento no parecía convencerla demasiado.

-Solo una vez, pararé si no te gusta y nunca más volveré a intentarlo.

-¿Por qué debería hacerlo?

-No hay por qué para un beso.

Marsias puso sus labios sobre los de Nicasia, solo un roce, solo un momento. Luego se volvió a mirarla.

-¿Te parece ahora tan terrible?

-Puede que no.

-¿Puedo repetir?

Esta vez encontró menos tensión, la knocker se dejó abrazar inmóvil, tan asustada como cuando había tumbado al redcap. Marsias dejo sus labios y le beso la punta de una oreja, Nicasia dio un pequeño respingo pero también dejo escapar algo parecido a una risa. Se había puesto tan colorada que no se le veían las espirales, ni la punta de la nariz, todo su rostro era rojo.

-Me encantan las orejas de los knockers, parecéis murciélagos-Murmuró rozándosela con la barba ¿Me dejas seguir?

Esta vez Nicasia se atrevió asentir, Marsias volvió a posarse en sus labios y esta vez fue correspondido. Un gesto algo torpe y tímido, pero cada vez menos asustado. El sátiro le besó el cuello blanco, casi plateado bajo la luna llena. Muy despacio toda la tensión, toda la desconfianza de la knocker fue cediendo bajo aquellas caricias. El sátiro la levantó en brazos.

-Empieza a hacer demasiado frío aquí abajo ¿Puedo llevarte a mi cuarto?

-¿Qué pretendes?-Pregunto un poco tensa

Marsias sonrió con picaría

-No haremos nada que tú no quieras.

Y subió las escaleras, parándose para besarla de vez en cuando.

En contra de lo que Nicasia había pensado Marsias tenía su cuarto bastante ordenado. Era además una sala que nunca habría podido imaginarse, muy amplia, de techos altos y paredes pintadas de color ocre. Tenía un balcón cerrado a cal y canto por maltrechas contraventanas verdes, una cómoda con un espejo desteñido por el tiempo, una estantería llena de libros y por supuesto la cama. Seguramente era el mueble más impresionante que había visto jamás, en las esquinas de la habitaciones se alzaban cuatro grandes árboles de madera oscura que extendían sus ramas por el techo, salpicadas de hojas doradas para unirse sobre una cama vestida de blanco radiante. Si hubiese sabido algo del amor y sus sutilezas, se habría dado cuanta que aquella era la habitación de una mujer. La peliblanco era incapaz de captar aquellos detalles, no formaban parte de su mundo. Ahora mismo solo sentía una extraña ansiedad, que no era miedo del todo, pero que era demasiado similar. Marsias le quito la manta de los hombros, en la habitación estaba un poco de más, allí no soplaba el viento frío del patio. Al verla se echó a reír con ganas.


-¿De dónde has sacado esa camisa?-dijo al ver la ropa que Nicasia había usado como sustituto del camisón.

-Estaba en uno de los cajones de mi cuarto ¿Hice mal al usarla?

El sátiro se sentó a su lado y miró la prenda con nostalgia.

-Que va…esta camisa me la ponía mi madre cuando era niño. La odiaba, pensé que la había quemado. A ti no te queda mal.

-Huele bien-La knocker levantó un pico de cuello para olerlo con un gesto infantil- No recuerdo haberme puesto nada que oliese así.

Marsias la contempló en silencio con una sonrisa de esfinge. Nicasia no era guapa, pero resultaba increíble que la misma persona que hace unos minutos le aseguraba con toda la frialdad de su corazón que prefería matarse antes de permitir que nadie la tocará estuviese allí, tan tranquila y confiada, oliendo su vieja camisa. Además había algo en aquella piel resplandeciente y en su pelo nevado que le fascinaba, toda ella estaba envuelta en un halo misterioso y desconcertante. Sin querer evitarlo dejo caer un beso sobre el nacimiento del cuello de la knocker. No hubo protestas, ni recelo, solo silencio y un poco de reserva. Su compañera se dejo hacer, quieta y tiesa, sin atreverse a respirar. Quería ser lento y delicado, quería rendirla poco a poco. Así que rozo sus labios sobre aquella clavícula de plata, dibujando círculos, rozándola con la nariz. Ella dejo escapar un suspiro tímido, sin ceder la tensión. Marsias le desnudo un poco el hombro izquierdo, lo que pudo sin quitar ningún botón y volvió a besarla. Esta vez Nicasia cerró los ojos, notaba una ola de calor subiéndole por la espalda, ya no tuvo fuerzas para resistirse, se mordió los labios en un gesto nervioso. Que distinto era aquello a lo que ella había conocido hasta entonces, que cálido, que suave. Le parecía imposible sentirse tan bien, poder bajar la guardia por una vez y no pensar en nada. Se dejo caer sobre la cama, Marsias desabrocho un botón, y luego otro, y otro, sin prisa, besando cada nueva parcela de piel descubierta, dejando que sus dedos recorrieran los costados suaves, y finos como el cuerpo de una serpiente. Antes de bajar demasiado levanto la cabeza y volvió a la boca de la knocker, que le cogió la cabeza y lo apartó un momento para mirarle. Durante años Marsias recordaría aquella mirada brillante, esos ojos graves que lo habían desarmado. Se quedarían con él con como una cicatriz de guerra, de esas que duelen en el momento más inoportuno.

-Eres la primera vez de muchas cosas-Le dijo Nicasia en un susurro.

-¿La primera vez?-Le preguntó el sátiro apartándole el pelo de la cara-En patio dijistes que nunca más dejarías que nadie se te acercarse, pensé que ya...

-Nunca así-Le cortó ella

-Es lo más bonito que me han dicho -Confesó con un pequeño pellizco en el corazón, porque sabía que aquellas palabras lo habían condenado.

Esta vez fue Nicasia la que alzo la cara para besarlo, un beso largo, apasionado un beso que aprendía a cada momento y se volvía mejor y más sabio. El sátiro se deslizó por su barbilla, llego hasta el inicio del esternón y desabrocho los dos últimos botones con la impaciencia de un crío que desenvuelve su regalo. Bajo la tela había unos pechos pequeños y redondos, muy breves. Marsias enredó los labios en el derecho. Un ruido ahogado se escapo de los labios de su compañera mientras algo muy parecido a una descarga eléctrica le hormigueaba por el cuerpo. El sátiro sonrío, también él notaba la desazón de la necesidad empujándole a seguir, a terminar pero no quería darse prisa. Estaba dejando atrás un día gris y horrible, cada caricia le devolvía algo de dignidad. Posó los labios sobre el otro pezón, rodeando la aureola con la lengua varias veces, la knocker se agarró a la sabanas como cogida por sorpresa. Aquella reacción hizo que al sátiro la poca ropa que llevaba encima le quedase definitiva estrecha y se la quito de un tirón. Una sombra de temor paseo por los ojos de Nicasia, pero él ya sabía de sobra que hacer para tranquilizarla y paseó una mano por el muslo derecho de la peliblanca. Le beso la rodilla, evitando acercarse a la pierna izquierda, tenía la piel fina y algo fría. Marsias se deslizó por el muslo hasta llegar a las caderas.

-Recuerda- le dijo- No pasará nada que no quieras.

-Mas te vale-Le contestó en un tono que no admitía bromas.

El sátiro sonrió y le beso una mejilla, mientras con un movimiento disimulado y hábil le metía la mano entre las piernas. Nicasia volvió a derrumbarse sobre el colchón, sentía que la respiración no le llegaba, que todo el cuerpo le ardía pero importaba tan poco, era maravilloso abandonarse así a las manos de otra persona sin que eso significase sufrir daño alguno. El sátiro no aceleró las caricias, lo dejo en un balanceo suave y justo, mientras él volvía a bajar por aquel cuerpo delgado con los labios, hasta que estos tomaron el lugar donde antes estaba su mano. Su compañera gimió con un sonido dulce y ahogado, arqueó la espalda, le parecía que explotaría en cualquier momento. También Marsias, por primera vez en mucho tiempo actuaba movido por el deseo. Sin hacer ningún movimiento brusco se colocó sobre Nicasia, esta vez no había desconfianza, ni miedo.

-Abrázame-Le suplicó Marsias.

Y se abrazaron, y se apretaron uno contra otro mientras se desbordaban en un beso largo que lo hizo desparecer todo, dejándolos solos durante un momento eterno.
Al cabo de un rato aflojaron el abrazo y se dejaron caer uno junto al otro sonriendo. Marsias terminó de deshacer la cama poniéndose a su lado, la knocker apoyo la cabeza en el hombro del sátiro, estaba cansada.

-Creo que ha sido mucho ajetreo para ti-Dijo el patacabra acariciándole la frente- Quizás me he precipitado.

Nicasia negó con la cabeza de manera muy vehemente.

-Llevo tanto tiempo sin ser capaz de moverme…que me costaba creer que estaba viva.

-Todo irá pasando poco a poco.

-Todo no-Repuso la nocker-Me voy a quedar coja de por vida, pero es bueno saber que hay otras muchas cosas que merecen la pena. Porque voy a tener que volver a empezar desde cero, otra vez.

Marsias no supo que responder y miro al techo.

- No siempre se encuentra el valor para seguir adelante, ya que yo sé un secreto tuyo, te confiare el mío. Es más insignificante, pero no me gustaría que nadie más lo supiese. Esta casa pertenecía a mi madre. Se llamaba Ianthe, era una sátira preciosa y se enamoró como una loca de un joven sidhe, un noblezuelo, el señor del Cauce. Se veían a escondidas, debían amarse mucho. Él le regalo esta casa, fue una locura de juventud porque si hubiese llegado a oídos de la Corte se habrá formado un escándalo. Me tuvieron a mí. Mi padre no me quiso nunca demasiado, pero mi madre me adoraba y yo solo necesitaba eso. Así que todo marchaba bien. Vizmir se casó, era noble, tenía que pasar. Ella era una moza estirada, amargada por los celos. Cada vez venía menos, y un día sin más dejó de aparecer por aquí. Mi madre languidecía, se apagaba. Le escribió, trató de ponerse en contacto con él, le amenazó con contarlo todo. Pero nada le sirvió y un día entre al jardín que hay tras la casa y la encontré colgada de un cedro. Era incapaz de vivir sin amor.

-¿Y tú? ¿Que hiciste tú?

-Mi abuelo materno me recogió y me enseñó medicina. Nunca me gusto demasiado. Heredé la casa, porque Vizmir es demasiado cobarde para reclamarla. La odio pero nunca se la daré, antes dejo que venga abajo.

-Así también le estás haciendo un favor al sidhe, deberías darle algún uso. Sería una buena manera de vengar a tu madre.

-Si mi madre me hubiese querido lo bastante no se hubiese sido de aquella manera.

Nicasia se giró hacia el sátiro y lo miró furiosa.

-No digas eso, al menos tuviste quien se hiciera cargo de ti-Le dijo casi con un arranque de furia


-¿Eres huérfana?-Preguntó un tanto incomodo.

-No sé ni lo que soy- Respondió hosca

-Lo siento mucho.

-Bah, es agua pasada… -La cara de la knocker se iluminó con una sonrisa traviesa-Se me acaba de ocurrir como puedes darle en los morros a ese noblezuelo estirado. Deberías convertir esta casa en tu base de operaciones. ¿Es de su familia? ¿La casa pertenecía a su familia?

-Sí, pero no te entiendo.

-Conviértela en una casa de citas. A ti te dará prestigio que vengan a buscarte y no al revés. Podrás cobrar más por tus servicios e imagínate qué vergüenza sentirá ese desgraciado al saber en lo que has convertido su patrimonio familiar. Y no podrá reclamarte sin quedar con el culo al aire. Esto será un tema que nunca lo dejara dormir del todo en paz.

Marsias soltó una carcajada.

-Que retorcida eres. Nunca se me habría ocurrido algo así. Pero para arreglar esta casa haría falta bastante dinero.

-Eso déjamelo a mí.

-¿Tú tienes dinero?

-No, pero tengo ideas, que es casi lo mismo si saben aprovecharse

La knocker bostezó y entornó los ojos. Marsias se quedo mirándola mientras se iba quedando dormida. Le gustaba aquella lartigijilla albina. Le dio un beso en frente, ella murmuró algo más dormida que otra cosa. Aquella noche durmieron abrazados y sería la primera de muchas otras noches.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Banda sonora

Si Nicasia cantara, si le gustase, si supiese y si fuera de las que hacen cosas tan vulgares como cantar, sin duda cantaría esto alguna vez. Curiosamente conozco esta canción por escucharsela a mi madre, que canta mientras cocina. La frase "Odio quiero mas que indiferencia" me abrió los ojos, me di cuanta de que si verdad quería herir a alguien debía sumirme en las mas completa de las indiferencias, guardando un helado silencio despectivo. El rencor duele menos que el olvido...que gran verdad


viernes, 25 de julio de 2008

Será por soñar...


Ese señor que parece el Rey Melchor es R.R Martin autor de la saga "Canción de Hielo y Fuego". Nunca voy a firmas de libros, hacer cola para que alguien en un minuto y sin apenas mirarte te deje en un libro el mismo garabato que a los otros 100 tíos que iban delante tuya, sin apenas mirarte, ni tener el mas mínimo interés por lo que puedas decirle tu no me atrae demasiado. Pero en este caso era distinto, para mi este abuelete ha revolucionado el genero de espada y brujería, cuando ya pensaba que este estilo había muerto en 1963 con C. S Lewis y que nada podía sacarlo del tópico mediocre, apareció él. Hay muy pocos escritores que sepan apreciar el valor justo de las palabras, la mayoría de los que escribimos las desperdiciamos como si fueran calderilla, con él todo tiene la medida exacta. Puedes oler el Desembarco del Rey, sentir el frío del Muro y sobre todo comprender el corazón de sus personajes por mezquinos que sean, porque con este hombre no hay bueno ni malos, no existen el blanco y el negro, todo se difumina en un gris extraño e inseguro donde cualquier cosa es posible y cosas tan aberrantes como el incesto pueden ser extrañamente hermosas. Martin escribe con una narrativa tan fluida que las palabras te desbordan, te enganchan y te atraen.

Cuando supe que venía a Sevilla decidí romper mi tónica de "autógrafos no"(cosa que hasta ahora solo había hecho con Harryhaussen) más que nada porque quería verlo, darle las gracias por hacerme soñar, puede que para él no signifique nada, pero bueno soy una sentimental. Ademas los otros escritores a los que adoro y devoro (Gianni Rodari, Roal Dahl, John Steinbeck, Tolkien. C.S Lewis....etc) llevan muertos mucho tiempo. La verdad el tipo es simpático y cuando le dije que yo era "a beginner" en esto de escribir y le pedí un consejo me dijo "write from your heart" después me deseo buena suerte y me fui a casa mas contenta que un cerdo con collar antipulgas. Me pase toda la tarde dándole vueltas a lo imposible que será para mi tener algún día su dominio de la escritura y quebrándome la cabeza con la próxima entrada, que me tiene frita. Nunca estaremos al mismo nivel, eso hay que aceptarlo. Por la noche DamaMirlo vino a buscarme en sueños porque me había perdido en una cárcel de adverbios y gerundios, nos sentamos juntas sobre una pila de libros y me miró con sus ojos infinitos, tan hermosos que dan hasta algo de miedo. Me dijo lo que en el fondo de mi corazón ya sabía; que escribo porque soy una yonky literaria y que aunque posiblemente jamás llegue a publicar nada nunca dejaré de hacerlo, vamos que soy mediocre pero prolífica . De paso me sopló lo que debe pasar a continuación en este cuento. Le contesté que de ni de coña. Entonces me advirtió que seguramente la próxima vez sea otra la que venga a visitarme y entonces me cagaré de miedo.

Porque no podré soñar con cosas normales...

sábado, 19 de julio de 2008

Maldita cinemática

Soy un desastre descubriendo escenas de combate, esas y las de sexo se me atascas siempre (freud se pondría las botas, estoy segura). Esta entrada en especial me ha costado tres largas noches de hacer y deshacer, así que me interesa saber si se entiende bien, apreciaría mucho vuestra opinión. De hecho la critica constructiva es siempre bienvenida, los consejillos que Sonia, Isa, Ismael y Musa me dejan caer de cuando en cuando me suelen venir de perlas y no sabéis como os lo agradezco. Asi que no os corteís que los comentarios están para algo.
Por cierto, para los que habéis preguntado. Dujal no me da ninguna pena...

martes, 15 de julio de 2008

Dujal


Antes de seguir con la historia voy a hacer una nota aclaratoria sobre mi canalla favorito.
Escribir sobre Dujal es un reto, no es como Nicasia, para mí la nocker no tiene secretos, compartimos muchas cosas, es casi como hablar de una hermana porque ha estado viviendo en mi cabeza años y la conozco. Pero el pooka es otra historia para empezar no es mi personaje, sino de Hermonge, verlo rolear a Dujal es un espectáculo, siempre acabas de muerto de risa, y a pesar de llevar ocho años con el personaje a cuestas, aun me sigue sorprendiendo (y engañando) sabe como buscarme las vueltas, es un maestro a la hora de sacarte de quicio. Así que el gatito paso de secundario gracioso a personaje principal por meritos propios, pronto me di cuenta que había sido una gran decisión. Es el contrapunto ideal, porque Nicasia es muy seria, tiene un sentido de la responsabilidad, del deber y del honor muy particular, pero también muy marcado. A ratos se volvía demasiado estereotipada. El pooka en cambio es todo lo contrario, sus códigos son un misterio, a veces me parece que ni él mismo sabe porque hace las cosas, y tiene un puntito de hedonismo muy macarrilla. Es alegría de vivir en estado puro. Eso me hizo pensar que la nocker enterrada entre sus enormes responsabilidades y sus secretos, debía envidiar mucho esa despreocupación, aunque lo disfrace de desprecio, junto a Dujal no hay rutina posible y a ratos eso es de agradecer. Ademas a pesar de todo el muy canalla tiene un corazón de oro.
Y Nicasia lo ama como solo se puede amar a los sueños inalcanzables, siempre a un paso fuera de su alcance.
Cuando tengo que escribir sobre él siempre le pido su opinión a Hermonge que es el padre de la criatura, sin él no podría sacarle toda su adorable y retorcida malicia.
Nicasia es mi personaje pero Dujal es la esencia del amor.
Hoy Sonia me ha regalado este dibujo y yo he saltado por la habitación mas feliz que una perdiz, porque esta tan logrado, tiene esa carilla maliciosa y encantadora...ays esta genial. Quiero el original. Ya. Mañana.
Escribir el blog me encanta, pero son detalles como estos los que haces que me guste mucho mas.

Operación bikini

En mi caso no se trata de adelgazar para estar estupenda ceñida en dos minúsculas piezas de tela. Nada de dieta Special K para mi, que ya estoy bastante chupada sin ayuda de nadie. En mi caso la operación bikini es mas odiosa, es cuando tengo que ir a comprar un bañador. Vamos a ver soy de cadera anchita y de pecho...de pecho...nada de pecho. Un día al iniciarse las vacaciones de verano, descubrí con horror que todas las chicas de mi edad se habían hinchado por la parte de arriba y que yo seguía igual. Fue un largo verano con frases tan originales como "para que te pones minifalda si tienes el pecho igual que la espalda" que ademas de ser hiriente, rima. Aquel año me enfadé con el mundo, vale que fuese cegata, vale lo de llevar aparato, pero encima me tocaba ser plana. Joder todo lo malo me tocaba a mi. Aquel largo y asqueroso verano desgasté nudillos cosa mala, sobre todo de mordérmelos. Desde entonces lo de buscar bañador ha sido una odisea que suele acabar conmigo entrando una tienda de deportes y comprando un bikini de natación. Por suerte cada vez son mas bonitos.
Esta mañana he caído en una trampa, el escaparate del woman secret´s me tentó con una rebajas escandalosas y un precioso bikini super sexy, de esos que (siempre lo olvido) yo nunca llevaré. Entré con una leve esperanza y me puse a mirar las partes de arriba de los trajes de baño. Al preguntar a una dependienta por mi talla la muchacha en cuestión me informó muy atenta que "no fabrican sujetadores tan pequeños". Bueno, yo pensaba lo mismo de los cerebros hasta que topé con esta individua, porque mira que hay frases para decir una cosa, pues vino a elegir la mas inadecuada. ¿Y que haces?¿te le mentas a su madre?¿partes el escaparate con su cara?. Mejor no...te limitas a dejar la prenda sobre el mostrador y marcharte gelidamente mientras piensas que ojala algún día tenga que sacarle un cobaya del recto con unos forceps.
A ver yo no estoy acomplejada de mi ausencia de atributos mamarios, nunca me han impedido hacer o conseguir lo que me he propuesto, y he podido rolear un estupendo personaje masculino en un rol en vivo. Siempre pienso que el problema lo tienen demás. Desde luego...cuanto gilipollas y que pocas balas!!!!

domingo, 18 de mayo de 2008

Quiero que me regalen un maño

Lo tengo clarisímo, este año cuando Hermonge me pregunte que quiero por mi aniversario le voy a pedir que me regalé a un maño. Siempre que no traiga a casa al Pampurrias, ni traté de colarme productos adulterados (porque un maño tiene que ser aragonés, los austriacos no me valen) estaré encantada. Es que su extraña manera de hablar me derrite y sus curiosas expresiones me desarman, ademas quizás con un maño cerca pueda desentrañar el misterioso significado de la partícula "co", que debe ser algo así como los determinantes en italiano. Todo un misterio gramatical y semántico.
Precisamente el viernes fui a ver a "Los Gandules", un duo maño que hace versiones en plan jocoso, ya sabeís todos le hemos cambiado la letra a una canción alguna vez. Solo que ellos suenan bien, además de hacer gracia. Pese a que se recorrieron 800 km de nada para venir a actuar a Sevilla para encontrarse con un publico de 18 personas, fue una gran actuación, no recuerdo la ultima vez que me reí tanto. Si para conseguir que vuelvan tango que invitar a bocatas a la facultad de Fisica, estoy dispuesta a hacerlo. Ver a dos tíos, apalancarse en un sofá, ataviados con sendas batas (dios que calor daba verlos), que tiene los huevos de venir a Sevilla a decir que Curro, nuestra mascota de la Expo era feo, cuando todos sabemos que solo era diferente no tiene precio. Coñas a parte lo que resulta impagable es la profesionalidad de estos tíos y los majisimos que son. Ahora podre presumir en Zaragoza de que estuve hablando con ellos después de una actuación. Aunque yo no iba a verlos a ellos, sino a sus teloneros los "Escafandra" que son muchos mejores y que me deleitaron con su mega hit "Hellraiser".
Escucharlos me hizo acordarme de mis amistadas mañas, conozco gente muy maja por esas tierras, algunas son tan majas que me vistan en sueños. Llevo dos noches soñanado que De Vice (a la que no he visto ni en foto) viene a mi casa a altas horas de la noche, se sienta al borde de mi cama y me dice "No achaques a la maldad lo que puedas achacar a la estupidez" y luego se larga tan pancha. Sé que es DeVice porque tiene el pelo rosa y no me pregunteís porque me la imagino con el pelo rosa. ¿Que intenta decirme?¿Pretende desvelarme noche tras noche? No lo sé. Que alguien llame a Iker por favor.
Gandules, volved alguna día....

martes, 29 de abril de 2008

Dificil de creer

A ver, que ni dormir puedo.
Son las 2 de la mañana, mañana tengo que estar en planta a las 9:00. Va a ser divertido.
El día ha empezado fuertecillo, me despertó la señora cartera, tengo una carta certificada, estoy recién levantada y mas espesa que el puré de la semana pasada. ¿Una carta?. Pues la herencia de mis tíos ricos de Chicago no creo que sea. Firmo mas muerta que viva y leo que la carta me la manda una tal Sonia de Zaragoza, momento "in albis" ¿conozco una Sonia en Zaragoza?Ay joder, si, del BJDoll. Necesito un colacao. Después del que es desayuno y merienda ideal, de lavarme la cara con salfuman y espabilarme un poquillo abro la carta. Son las manitas de Nicasia, preciosas, blanquisímas, por fin podré librarme de esos engendro que Bobobie llama manos, además están las cosas de Syney y hay otro sobre, muy pulcro con un trozo de papel firmado. Uffff no entiendo la firma, le saco brillo a las gafas, me las pongo y ahora si leo:

Ray Harryhausen

¡¡¡¡¡Me cago en el templo de Salomón!!!! Tengo en la mano una firma del padre del Stop motion!!!!! Doy indecorosos saltos por el salón, asusto a la gata, escandalizo a la pija mierda de mi vecina. Es precioso que una persona a la que conoces solo de intercambiar post sobre muñecos y de hacerle obscenas propuestas de matrimonio, tenga un detallazo de este calibre. Me voy a currar con una sonrisa de oreja.
Hay quien opina que le mundillo dollfitero está podrido, bueno pues no estoy de acuerdo en absoluto.
Después de un día de pasear abueletes por las calles de Sevilla, llegó a casa y me encuentro que mi madre ha estado en ella y me ha dejado una fiambrera llena de langostinos. Luego me llamara y me largará la bronca por tenerlo todo tan guarro con la edad que tengo, pero eso será luego, ahora hay marisco para almorzar.
Mas tarde charlando con una amiga descubro que el blog tiene un contador de visitas. Y señores ahí si que flipo. Nunca había pasado por mi cabeza que esto lo leyera tanta gente, tantísima gente De hecho siempre pensé que esto se quedaría reducido a un grupete de colegas.
Ya lo dije en un principio, el blog es para mi un pasatiempo, soy consciente de que tiene muchos fallos y que ninguna editorial me lo quitará de las manos. Siempre he escrito y seguiré haciéndolo.
Pero que coño, me habéis alegrado el día. No puedo menos que daros las gracias, gracias por leer, gracias por las amenazas de muerte para que siga actualizando, gracias por los emilios guarros y las proposiciones sexuales (siempre de mujeres, que no deja de ser curioso)
Gracias a Azazel porque ella es y será la madre espiritual de este blog, gracias a esa loca panda que viene los viernes por la tarde a casa, látigo en mano (si, de verdad vienen con un látigo)cargadas con dollfies, onigiris y bolsas de quicos para jugar un rato al rol. Intento matarlos de risa, pero ni las cucarachas aguantan tanto, hasta las mujeres con corazón de pollo resisten y resisten. Acabaremos herniándonos alguno con la chorrada.
Gracias simplemente a los que leen, no sé quienes sois pero me hacéis compañía.
No es verdad que los nockers no puedan ser felices, yo soy muy nocker y muy feliz.
Y es por culpa vuestra, cabrones de mierda. Os haría un pijama de saliva a todos.
Acabo de terminar la cerveza. Me voy a dormir.
Soñare con caballos voladores y búhos mecánicos.
Quizás sueñe con vosotros, solo Morfeo lo sabe.

lunes, 3 de marzo de 2008

Donde se explica la discreción de los burdeles y se habla con buenos amigos

Siempre se ha dicho que cuanto más caro es un burdel, más discreto es el edificio donde está, según esta regla de tres el local de Marsias debía ser carísimo, porque por no tener no tenía ni nombre. Los habituales del negocios solían decir que iban a “darse un baño” o “donde Marsias” y no era necesario añadir nada más. El local estaba tan cerca de los jardines de palacio que desde dentro se podían escuchar el trino de los pájaros o el cantar de los grillos. Se trataba de una casa antigua protegida por un muro pintado de color albero algo desconchado por el que trepaban las hiedras y las parras. La puerta era una verja verde que daba a un patio con baldosas de barro cocido, adornado con macetas y setos pulcramente podados. En el centro una fuente de mármol dejaba ver a un fauno de expresión burlona que vaciaba su vejiga sin parar. Tras aquel patio había una gran pared encalada, balcones con las persianas cerradas cal y canto, jazmines y una gran puerta de roble con un aldabón bastante impresionante.
Nicasia conocía aquel sitio de sobra, en parte se había construido gracias a ella y en parte estaba ligada a ciertos recuerdos de esos de los que no gusta hablar. Aun así cuando agarró el aldabón para llamar, no dejaba de pensar en qué demonios se iba a encontrar dentro, la casa de Marsias era un pozo de sorpresa y esta vez no iba a ser una excepción. Mesalina se encargó de abrir la puerta y la nocker se quedo totalmente pasmada al verla.
-¿De qué cojones vas vestida?-logró preguntar cuando consiguió recuperarse de la impresión.
-¿Te gusta?-Mesalina se aparto el pelo de la cara con una sonrisa coqueta-Es algo de los humanos, tengo un cliente al que le encanta…
-¿Se supone que esas cosa ridícula que llevas encima es lo que yo creo?
-¿Una armadura? pues sí, se ve que los humanos no han visto muchas.
-¿Y tenía que ser tan jodidamente…rosa?
-Insistió mucho en lo del rosa, en eso y en las cadenas- Comentó haciéndolas tintinear
-Cojones, y yo pensaba que las cadenas eran lo único normal de tu atuendo.
-Exigencias del cliente-Comentó invitándola a pasar -¿vienes a ver a Marsias? Estas de suerte, es su noche libre.
Ambas empezaron a andar, tras la puerta había un jardín muy extenso, lleno de arboles y senderos de tierra, iluminado por algunas linternas discretamente colgadas de las ramas, Nicasia estaba muy orgullosa de aquellas luces tenues, las había diseñado con cariño, a simple vista parecían lámparas de papel llenas de luciérnagas y daban un encanto especial a la escena. Entre los árboles se alzaban algunos edificios bajos, de color rojo terroso con varias puertas, los moradores del burdel los llamaban “los aposentos” y dentro ocurrían cosas tan sumamente jugosas que cualquier chantajista se habría dejado mutilar con gusto solo para poder espiar varios segundos detrás de una de ellas. Nicasia jamás los usaba, sabía que uno de los negocios de la casa era el chantaje, sobre todo porque las mirillas secretas también eran cosa suya. Mientras caminaba su acompañante no dejaba de cotillear sobre su nuevo y exótico cliente, al los diez segundo la nocker había dejado de escucharla. Mesalina era una sátira increíblemente hermosa, tenía la piel morena y los ojos castaños como la madera vieja, el cabello le caía hasta la cintura en una cascada de rizos de color miel y caminaba como si sus pezuñas no tocasen el suelo. Había nacido para ejercer el oficio más antiguo del mundo, le encantaba, realmente era viciosa hasta la medula pero sabía cubrir sus vicios con tanta gracia que resultaba intoxicante. Ella y Marsias eran un equipo terrible y habían convertido un burdel del tres al cuarto en un negocio tan rentable que era casi respetable. Tras un corto paseo en el que su acompañante no se quedo callada ni un segundo, llegaron hasta el rincón del jardín donde solía descansar el patrón.
-Os dejo a solas-comento Mesalina con una sonrisa picara que Nicasia odiaba con toda su alma-tengo que teñirme el pelo de verde.
-No des tantos puñeteros detalles. Puede que esto sea una casa de putas, pero vosotros dos lo acabareis convirtiéndolo en un manicomio.
-Te veo gruñona, bueno seguro que eso lo puede arreglar Marsias- la sátira le guiñó un ojo con picardía mientras se marchaba.
-No creo que se pueda ser mas zorra- Murmuró la nocker sin estar segura de que porque estaba tan enfadada. Aquella muchachuela la sacaba de quicio.
-Pues yo espero que si se pueda- Lo voz que pronunció estas palabras era ronca y grave, cargada de malicia. Nicasia se dio la vuelta hacia quien había dicho semejante burrada, Marsias estaba cómodamente instalado en su hamaca. Era un sátiro gordo y corpulento, que solía preferir llevar encima la menor cantidad ropa posible, no importaba el frío que hiciese. Tenía una densa barba negra, a juego con su pelo largo, muy rizado y lucía pintoresca colección de tatuajes por todo el cuerpo. No era lo que podía llamarse un tipo guapo, pero tenía algo ancestral y salvaje que podía volver loco a cualquiera. El sátiro se incorporó rascándose, al tiempo que ahogaba un bostezo.
-Hacía mucho tiempo que no venias a verme, te he echado de menos.
-Guarda esas imbecilidades para los clientes a los que necesitas engañar. Yo sé de sobra lo que hay.
-Y tú guarda el veneno para alguien que se lo merezca más que yo, eres mi amiga, no mi clienta. ¿Te he cobrado alguna vez?
-¿Te he cobrado yo?-Contestó Nicasia echando chispas
-Vaya, si que estas enfadada. Entremos en casa, empezaremos la conversación de nuevo. ¿Te apetece beber algo?
-Absenta
-Te diría que es un poco temprano para empezar tan fuerte, pero… ¿Quién soy yo para moderar los vicios de nadie?
-Eso, cállate y no jodas.
En contra de lo que pudiese parecer, el sátiro tenía su casa muy ordenada y llena de libros. Aquel rincón era su santuario, dentro no se ejercía bajo ningún concepto, allí podía desconectar, su santuario, como solía llamarlo. El patascabra sacó una botella de barro y dos vasos, los puso sobre la mesa y acercó unas sillas de aspecto confortable, ofreciéndole asiento a su invitada con un gesto galante.
-Lo de que hacía mucho que no venías es totalmente cierto-dijo Marsias mientras quemaba su azucarillo-Y la última vez no estuvo mal.
-Tengo mucho trabajo y otros asuntos que no son trabajo pero que joden como si lo fuesen. Además Dujal ha estado en casa y me ha robado, tengo que encontrarle.
El sátiro suspiró dramáticamente y le dio un sorbo a su vaso.
-¿Ya estáis los dos otra vez? Lo hace porque adora picarte y tú te dejas. Es una historia de nunca acabar.
-Quiere retarme una y otra vez, y yo nunca lo dejaré ganar.
-Drógalo y mételo en tu cama de una vez, veras como te deja en paz.
Nicasia dio un golpe en la mesa.
-Una gilipollez más y te tragas el vaso-Le dijo en un tono que no admitía bromas.
-Vale ¿en qué te puedo ayudar?-Contestó su amigo conciliador.
-Me ha robado la cabeza de una mis marionetas, si quiere venderla tarde o temprano tú te enterarás.
-Puede que la gente sea retorcida ¿pero para qué sirve media marioneta?
-Sé que quien la compre no querrá nada bueno para mí.
-Creo que estas un pelín paranoica ¿Cuánto haces que no duermes?-Marsias la miró con preocupación
-¿Y a ti qué coño te importa?

El sátiro acercó su silla a la de Nicasia y le cogió una mano. Comparada con la suya la del sátiro era enorme.
-Estas cansada y sacas las cosas de quicio. Creo que es hora de que te vayas a la cama- Le aconsejó acariciándole la mano.
-¿Pero qué mierdas estas dicie…
No pudo terminar la frase, al cogerla Marsias había susurrado un hechizo de sueño. Sabía que a veces Nicasia podía pasarse días y días sin dormir, enfrascada en un invento o en alguno de sus asuntos turbios y entonces conducta se volvía algo errática. La tumbó sobre un montón de cojines, le quitó el aparato y la tapo con una manta.
-Mañana seguirás con este jueguecito, iré a ver si me entero de algo.

El patacabra salió de la habitación con mucho cuidado de no despertar a su invitada. Si quería enterarse de que estaba pasando realmente entre aquellos dos, sería conveniente hacer algunas averiguaciones, por suerte Marsias sabía exactamente a quienes debía acudir.

Serpientes y cloacas


El otoño comenzaba a entrar con fuerza, así que las puestas de sol eran más largas y románticas, los árboles dejaban caer sus doradas hojas para cubrir el suelo con hermosas alfombras que era agradable pisar y el aire olía a tierra húmeda. Desgraciadamente, para Nicasia la llegada del otoño solo se traducía en que soplaba un viento de mil demonios, oscurecía antes y empezaba la humedad. Ni siquiera eso, en aquellos momentos solo pensaba en la mejor manera de atrapar un gato; los gatos, como todos sabemos, son rápidos y escurridizos, demasiado rápidos para alguien de movilidad limitada, además esas pequeñas bestias saben esconderse a conciencia y ocultar su rastro. Hace falta un cazador muy bueno para atraparlos y ella no lo era, pero conocía a alguien que tenía todas las cualidades necesarias y alguna más. Encontrarlo no era muy difícil, solo hacía falta llegar a un sitio discreto. En este caso se trataba del típico callejón sin salida, estrecho, oscuro y maloliente, cercado por altas paredes grises al que no daba ninguna ventana, básicamente porque nadie en sus cabales querría ver un sitio tan deprimente como ese. Encontrar dicho callejón no era difícil, estaba justo a las espaldas de la Carbonería. Así que solo que tuvo que salir por la puerta de atrás de su taller, sacar un trozo de carbón del bolsillo y dibujar un agujero en el suelo al tiempo que murmuraba:
Para mi entrada,
Para ti salida
Para nadie más vista

El dibujo vibro un segundo sobre el suelo y luego se hizo real. Nicasia se aseguro de estar a salvo de miradas malintencionadas y se adentro en las alcantarillas. No se molestó en andar mucho, casi a los pies de la entrada se formaba una gran piscina de agua estancada. Hace no mucho aquel lugar estaba lleno de ratas, pero la verdad es que últimamente estaba limpio de plagas.
-!!!Patrick¡¡¡Deja de jugar, sé que estas ahí- Gritó
La mitad superior de una cabeza salió del agua, tenía una escasa cresta de pelo verdoso, la piel era pálida también en tono verde, y estaba adornada con unos inquietantes ojos de serpiente, tras la cabeza acabó por salir un cuerpo alto, delgado y atlético. Vestía un jersey que le estaba enorme en todos los aspectos y un pantalón negro que le venía ancho. Estaba descalzo y por supuesto empapado hasta los huesos, aun así el chico la levanto del suelo y la abrazó como si la nocker se hubiese convertido en un peluche con mala leche.
-Vale, vale- Dijo Nicasia intentando volver a la seguridad del suelo -Yo también me alegro de verte. De hecho vengo a proponerte un juego.
Patrick, que era el nombre del muchacho serpiente, la soltó con delicadeza y se quedo mirándola con curiosidad.
-Se trata de Dujal, necesito que lo encuentres. Tú puedes hacerlo.
El muchacho asintió en silencio, con una sonrisa que en otra cara quizás habría sido bonita, pero en la de Patrick solo parecía fascinantemente peligrosa.
-Quieres que salga de caza-Dijo bastante contento.
-Sí, quiero que salgas de caza, nadie tiene mejor olfato que tu. Pero no quiero que te lo comas, recuerda que ya no haces eso. Bueno, ya casi no haces eso.
Patrick hizo una mueca de desencanto, sin embargo asintió de nuevo y regresó al agua.
-Lo encontraré. Si se esconde, yo sabré donde.
-No lo dudo-Asintió la peliblanco.
Escucho un chapoteo mientas una boa enorme se deslizaba por la cañería. Nicasia se dispuso a salir, bueno Patrick casi seguro que daba con Dujal, además ya le había dado de comer la semana pasada. Aún no debía tener demasiada hambre.
Solo quedaba una visita por hacer. Luego a esperar.

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Sobre una marioneta perdida y lo que dijo un espejo roto


En el mundo había dos cosas que nadie diría que se le daban bien; una era silbar y la otra sonreír. Lógico, puesto que Nicasia casi nunca hacia ninguna de estas cosas en público, una lástima porque pese a que la mayoría de las hadas piensan que tanto goblins como nockers carecen por completo de sensibilidad musical, lo cierto era que tenía muy buen oído y un talento natural para no desafinar que hubiese sorprendido a más de uno. Lo de sonreír quizás le salía algo peor, parecía una mueca más que una sonrisa propiamente dicha, pero le iluminaba la cara y conseguía que sus ojos parecieran más amables. Lástima que hiciera estas cosas muy, muy poco. Sin embargo, casi todos los lunes por la tarde, cuando por fin se decidía a salir del taller para dirigirse a su cuarto, Nicasia solía silbar algo alegre y su mirada era casi cálida.
Aquel lunes, como tantos otros entró en su estudio tarareando, se quitó los guantes, colgó el chaqué en el perchero que había junto al espejo, lanzó los tirantes a una silla y se acomodo en su viejo sillón de orejas, suspiró de alivio cuando por fin pudo quitarse el aparato ortopédico de la pierna y mandar los zapatos bien lejos. Cerca, en una mesita auxiliar aguardaban alineadas sus herramientas de tallar. Las estanterías de la habitación estaban cubiertas de marionetas y autómatas de madera, todos hechos por ella. Le relajaba, después de un largo día devanándose los sesos con un duro problema de geomántica, o tras una odiosa jornada mediando en absurdas intrigas políticas, no había nada mejor que coger un bloque de madera y darle forma durante horas, sin pensar en nada, mientras los problemas se quedaban al otro lado de la puerta. Luego cuando acababa una marioneta la hacía bailar en el aire con un hechizo. Si alguien la hubiese visto entonces se lo habría pensado dos veces antes de llamarla bruja malvada o cualquier otra cosa por el estilo. El día que nos ocupa, como mucho otros, Nicasia pensaba pasarse la tarde tallando, ya se había sentado y acababa de alargar la mano para coger la cabecita en la estaba trabajando, cuando se dio cuenta de que no estaba. La nocker se vio obligada a caminar a la pata coja por toda la habitación buscándola, no la había sacado de aquel cuarto y cada segundo que pasaba sin resolver el misterio se iba poniendo más y más furiosa. Finalmente tiró de una cadena dorada que había junto al escritorio varias veces con todas sus fuerzas. Suerte que no tenía demasiada, sino la habría arrancado. Al momento, Traspiés estaba abriendo la puesta visiblemente asustado.
-¿Ocurre algo Nicasia?-Pregunto sabiendo de sobra que algo pasaba
-¡No! Es que me gusta hacer sonar la campana! ¿Eres imbécil o has cagado el cerebro? ¡Claro que pasa algo! ¿Alguien ha limpiado hoy aquí?
-Que va, te llevaste la llave.
-¡Maldita sea mi sangre! ¿Alguien ha estado por estos pasillos?
El boogan se paró a pensar un segundo y finalmente negó con la cabeza. Nicasia maldijo en voz bajo y Traspiés decidió irse discretamente, antes de que la cosa empeorara. Por mucho que lo intentaba no conseguía reconstruir que había hecho antes de salir por la mañana. Finalmente puso la mano sobre un espejo que colgaba semi oculto en la pared y le preguntó:
-Ayúdame a recordar, despierta y habla cacharro del demonio ¿quien ha estado aquí hoy?
El espejó se nubló un segundo
-Solo tu entraste y saliste-Respondió una voz lejana y algo siniestra.
Nicasia se quedó pensativa, aquello era del todo imposible, entonces una idea pasó por su mente, más dolorosa que una cuchillada.
-¿Ha entrado algún animal?-Casi adivinaba la respuesta
-Un gato negro-Dijo el espejo.
La nocker gritó y le dio un puñetazo al espejo, miles de trocitos volaron por el aire un segundo, luego disciplinadamente volvieron a su sitio y la superficie del espejo recupero su aspecto, como si no hubiese pasado nada. Bueno había pasado, porque tenía los nudillos de la mano derecha hechos un asco, pero en aquel momento no parecía importarle demasiado.
-¡Dujal!¡Escoria felina!¡ Hijo de mala gata! Desdichado aborto de hada. Lo sabía, tenía que ser él, miserable montón de mierda, esta vez lo capo. Voy a librar al mundo de su descendencia. Hay que tener valor, menudo cabrón. Pues él se lo ha buscado.
Con estas hermosas palabras Nicasia volvió a ponerse su aparato ortopédico, recuperó sus tirantes y cogió del armario su trabuco y un viejo abrigo largo de cuero. Tocaba salir de caza.