domingo, 26 de octubre de 2008

Peludas y felinas

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Al mirarlas uno podría cometer el comprensible error de pensar que nunca han roto un plato. Están tan tranquilas que lo último que se te ocurre pensar es que diez minutos antes de tirar esa fotos acababas de hacer la cama, habías estirado el edredón con primor y guardado los pijamas bajo las almohadas. Ordenas el dormitorio y te vas a hacer cualquier otra cosa, con la dicha del deber cumplido, el trabajo bien hecho y chorradas similares. Entonces aparecen ellas y montan una borrasca de andar por casa, arrugan las sabanas, tiran al suelo los pantalones que acabas de dejar doblados sobre la silla, mandan las almohadas a tomar por culo y se duermen sobre los pijamas. Si intentas pillarlas desprevenidas las encontrarás como niñas buenas, mirándote con los ojos muy fijos y las orejas tiesas. Intentando disimular una culpabilidad evidente...
No estaba contenta con una sola gata. Necesitaba dos

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Sabbath ya tiene un añito. Llegó a casa siendo apenas una pelusa con mas huesos que carne, en eso de ganar peso se puso las pilas. Aun hoy no perdona ver su plato vacío, me vigila cuando cocino y llora si en mi bocadillo hay jamón york. Nadie entra en casa sin que ella salga a saludar. Silenciosa, delicada, aristocrática. Sabbath parece no ocupar espacio, puede caminar sobre una carretera de copas de cristal y no rompería ninguna. Siempre acechando desde algún rincón discreto. Más pantera que gata hasta que llega la hora de irse a dormir, entonces se enrolla en mis riñones y vuelve a ser domestica y comodona. Nunca te mendigará una caricia, si quieres tocarla tendrás que ir a buscarla, que para eso es una princesa.

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Parches llegó con prisas a principios de verano, pensábamos adoptar otro gatito después de las vacaciones. Entonces apareció un transportín de plástico en casa y salio ella, raspada de vergüenza y salpicada de pulgas muertas, con sus ojazos verdes siempre muy abiertos y sus bigotes preparados para husmearlo todo. Apareció antes de tiempo pero contra todo pronostico se quedó.Se mueve hasta dormida, te busca cuando estás sentada en el sofá leyendo algo y entonces te planta una pata en la cara y se pone hablar en esa extraña lengua que tienen los gatos. Salta encima tuya cuando menos te lo esperas, se acurruca a tu lado ronroneado como un motor viejo. Le gusta tirarlo todo al suelo, trepar y subirse a los sitios mas insospechados. Si Sabbath es una pantera, ella piensa que es un mono. Por las noches busca cualquier rinconcito cerca de mis pies y allí se queda, un rato al menos.

Tan distintas...tan iguales...que tranquilo sería todo sin ellas. Y que aburrido

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una foto de Parches despierta!!!! Que ojazos tiene. Y que grande esta Sabbath!!!

Nicasia dijo...

Si Sabbath esta hermosa ¿la dejarías dormir sobre tus riñones? y Sacar la foto de Parches fue una odisea, es que no para!!!!